El miedo y sus distintas apariciones

Pensar en el miedo parece un contrasentido, cuando vivimos en una sociedad donde todo en algún sentido, tiende a buscar que seamos un poco mas felices, independiente de que signifique en estricto sentido tal objetivo.

Desde los inicios del pensamiento moderno y probablemente mucho antes, los hombres y mujeres hemos sentido esa sensación por las mas diversas razones. Algunas por cierto de carácter general, como puede ser una guerra mundial o una pandemia, o bien, de carácter personal como es una enfermedad.

Desde Epicteto que lo describe como “no debemos tener miedo en si mismo, sino al miedo a el”, esto nos demuestra que el miedo es un sentimiento mas natural de lo que pensamos y en definitiva, el experimentar miedo no es por si el problema, sino la inadvercion a experimentar esa sensación.

Por otra parte, Friedrich Nietzsche parte de la base de que el miedo nos ayuda a potenciar la moralidad de las personas. Es decir, a discernir lo bueno de lo malo, por miedo en algún sentido a las consecuencias de los actos previo a que ocurran, por ejemplo, uno puede ser miedo cuando enfrentar un examen de grado, porque existen dos posibilidades de resultado, que apruebe o repruebe, es decir, no necesariamente la consecuencia del miedo sea algo negativo. Si en cambio, siente miedo a robar, evidentemente la consecuencia de su acto es negativa en todas sus formas. Entonces debemos experimentar el miedo para enfrentar distintas circunstancias.

Una tercera visión sobre este tema, la representa Ralph Waldo Emerson, que nos dice “Haz lo que temes y el miedo desaparecerá”, volviendo al ejemplo de la defensa de una tesis de grado, al pasar el examen y obtener una favorable calificación, ya no, volverá a tener miedo, y muy probablemente cuando se enfrente nuevamente a una situación similar, pero si debería existir el miedo en el ladrón, porque la conducta que lleva adelante es por si misma reprochable. Por lo anterior, se podría pensar que la fuente del miedo a experimentar ese sentimiento se mantiene en el tiempo en la medida en que el hecho detonante cuenta con una connotación positiva o negativa.

El miedo es en síntesis una respuesta humana a lo desconocido, una vez experimentado y siempre que de por si la acción no sea negativa ni reprochable, será como dice la psicología, una respuesta de supervivencia. Probablemente uno de los miedos más trascendentales en el mundo, es el que enfrentamos durante toda nuestra vida terrenal, es decir, el miedo a la muerte.

Es ahí, donde la fe, independiente de la religión que se profese, da respuesta, perspectiva o explicación, a dicha situación, que al menos como interactuamos normalmente, no podremos contar que sensación nos ha producido.

Ahora el miedo como menciona la psicología, nos permite adaptarnos y por cierto eso se experimento a nivel global con la pandemia de COVID-19, donde producto del miedo a contraer una enfermedad que no conocíamos como sociedad, adoptamos distintas medidas de resguardo, para evitar un desenlace complejo. Y en cosas simples, antes probablemente si divisábamos a una persona con mascarilla transitando por la calle nos llamaba la atención, hoy en cambio es normal que personas conserven su uso por protección, a pesar de las flexibilizaciones de cada país.

Ahora si, en nuestra vida experimentamos algún evento traumático, nuestro miedo puede acompañarnos por mucho tiempo, debiendo un especialista apoyarnos y orientarnos para enfrentar la situación o lugar, no debiéndonos sentir culpables en ninguna de sus formas por tal proceso.

Es bueno recordar siempre que cada persona es un mundo distinto que debe ser respetado y valorado.

También, existir los miedos como fobias, por ejemplo yo le tengo terror a los ratones, en cualquiera de sus formas desde un inofensivo hámster hasta un portado de virus hanta, hay personas que le tienen fobia a las arañas, siendo que en muchos sentidos son beneficiosas para el equilibrio del ecosistema.

Es preciso comentar brevemente el miedo mas personal, se dice desde el mundo de la psicología, que muchas veces vivimos las llamadas “zonas de confort”, que son esas etapas en nuestras vidas que nos reportan tranquilidad cuando hemos obtenido algo, como, por ejemplo, un determinado nivel de estudios o un trabajo. Lo anterior, no tiene nada de malo, solo que afecta a nuestro crecimiento personal, si nos situamos mucho tiempo en ese estado, evitando diseñar o enfrentar nuevos desafíos.

El miedo tiene aspectos que contribuyen a nuestro desarrollo, pero también puede causarnos muchas enfermedades de salud mental, como puede ser trastornos de ansiedad, depresión entre otras, que pueden implicarnos tratamientos extensos con especialistas de la psiquiatría o la psicología que como he dicho en el episodio anterior del podcast no es el objeto analizar en este espacio por no contar con los fundamentos para realizarlo.

Pero si desde la experiencia propia o de terceros decir, que el miedo muchas veces genera sentimientos de angustia y de culpa que son muy dolorosos para la persona y su entorno, ya que, afectan a su rendimiento y pueden ocasionar un debilitamiento tanto físico como mental.

El miedo al fracaso, el miedo al rechazo, son situaciones que podemos experimentar de forma permanente y eso nos genera un sentimiento de inseguridad que dificulta de forma sistémica nuestro ser.

Por eso, nuestro entorno en sus distintas formas es tan relevante, contar con personas que no te juzguen, sino que escuchen sobre todo, ante de dar consejos muchas veces estandarizados, que no se ajustan al universo y tesoro que hay dentro de cada persona.

El miedo que se traduce en sufrimiento es necesario abordarlo en nuestros entornos, laborales, personales y familiares, es algo a lo cual nos podemos ver enfrentados todos y todas, y no es algo que nos haga menos capaces, solo que debemos enfrentar con aprecio, valor y tratamiento que personas que nos quieren y valoran nos pueden entregar.